Y como en casi todos los centros del mundo, apenas una calle de la avenida principal pueden encontrarse las calles más humildes; las más auténticas. Al ser un país tan seguro, no tuvimos problemas en ningún momento por meternos en ninguna calle, incluso aquéllas en las que no entraríamos ni en nuestro propio país.
quarta-feira, 1 de dezembro de 2010
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