Y después de este interesantísimo paréntesis de una semana para descubrir Corea, volvemos a nuestro destino incial, China.
Bueno, sin duda una de las cosas más conocidas de la cultura china es su gastronomía. En cualquier ricón del mundo se pueden encontrar restaurantes chinos, sin embargo, con eso nadie puede hacerse una idea verdadera de cómo es realmente la comida china. Es diferente, muy diferente, y puede ser difícil adaptarse a ella, como lo es para los chinos adaptarse a la occidental. Nada en el supermercado es conocido y todo, absolutamente todo, resulta extraño. Es una diversión admirar la variedad y el exotismo de muchos productos intentando adivinar qué es. Si te atreves a comprarlo y probarlo es aún mejor, pues aquello que imaginabas dulce es salado, lo que creías que era carne, es golosina, en fin... Lo mejor ha sido el agua salada. Sí, sí, agua salada! Por cierto, no hemos probado ni un lácteo en todo este tiempo. El queso, especialmente, les resulta, en general, repugnante.
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