Y como colofón a nuestro mega-viaje, parada extra en Qatar. Viajamos con Qatar Airways que, de paso diremos, tiene un servicio exquisito y una estrategia muy inteligente. ¿Quién viaja hoy en día a Qatar sólo para ver Qatar? Bueno, digamos que queda fuera de las escapadas de fin de semana y demasiado lejos. Pues ¿qué mejor manera de hacer que lo visiten que haciendo escala allí con todos los vuelos que unen Europa, América y África con Asia?
Bueno, llegar a Qatar, después de pasar 20 días en dos de las ciudades más pobladas del mundo, fue relajarse al instante. 25ºC (por suerte había bajado la temperatura la semana anterior unos 10ºC), sol, mar, brisa y un país con 1,5 millones de habitantes (1 millón en Doha).
La vista aérea (por cierto, a las 06h de la mañana) deja ver que el país es medio desierto: es un país en proceso de construcción que apenas ahora empieza a arrancar. La bandera de este precioso emirato (ya que el jefe de estado es un Emir) se dice que antes era roja y que se volvió púrpura de tanta exposición al sol. De hecho, la bandera de Bahrein es muy similar.
Durante un tiempo, Qatar estuvo invitando a ciudadanos del golfo pérsico descendientes de una de las tribus fundadoras de este Emirato a obtener la nacionalidad qatarí. Obtener tal regalo (no puede llamarse de otra forma), no es cosa fácil, pues tu familia puede haber vivido en Qatar durante generaciones y seguir sin tenerla. Pero si la tienes, aparte de no pagar impuestos y de tener todas las fronteras abiertas, tienes derecho de forma totalmente gratuita a sanidad, educación, vivienda y trabajo. Resumiendo, si tienes pasaporte Qatarí, tienes la vida solucionada.
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