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sábado, 13 de agosto de 2011

Bienvenidos a Kazajistán





























Kazajistán es, sin duda, uno de los países más exóticos en el que hemos estado jamás. Poca gente (del mundo occidental, claro) sabe algo de este enooorme país, más de 5 veces mayor que España y el 9º más grande del mundo, aunque con una población de poco más de 15 millones.
Todo el mundo lo relaciona de algún modo con Rusia, no solo por proximidad geográfica, sino también histórico-cultural, ya que el país fue, hasta 1991, parte de la gran Unión Soviética. Debido a eso, su lengua oficial predominante es el ruso y hay muchas personas de ascendencia rusa y de religión ortodoxa rusa.
Sin embargo, el idioma local, también oficial aunque ocupando un segundo plano, es el kazajo, y la religión (aunque poco fervorosamente) el Islam. La verdad es que tiene bastantes similitudes con Kazan y la República del Tartaristán. Los idiomas son de la familia túrquica (nada que ver con las lenguas eslavas) ambos son musulmanes y las personas son de etnia más centroasiática.

Esta es la flamante capital, Astana. Hasta 1998 lo fue Almaty, de la que os hablaremos más adelante y que sigue siendo la capital cultural del país.
De hecho, como veis, Astana aún está en construcción y lo que ahora es el final de la ciudad, el límite con el vasto desierto, será en 2030 el centro geográfico. Eso hace que todo sea nuevo y muy muy moderno, hasta los templos religiosos. Como dijo una amiga, Astana es como "una ciudad del futuro con mezquitas".
La arquitectura, de algún modo, también intenta respresentar la heterogeneidad étnica, religiosa y cultural del país.

La ciudad es ultra limpia, con muchas zonas ajardinadas y, aunque coincidiéramos en una época de calor extrema (40ºC la primera quincena de junio!), es la segunda capital más fría del mundo, tan solo detrás de Ulán Bator, capital de Mongolia. La temperatura mínima registrada en enero es de -52ºC, aunque, según afirman algunos de sus habitantes "no es para tanto" :) Quizás el hecho de que esté en una planicie, muy lejos del mar, sin nada que proteja físicamente la ciudad hace que sea tan fría en invierno y tan cálida en verano.

Sobra decir que, evidentemente, no tiene nada que ver con la película Borat que, aunque es una crítica hacia la sociedad norteamericana e inglesa, a los kazajos les molesta, como es lógico, profundamente.

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