Kazajistán es uno de los pocos países que quedan en el mundo donde los niños siguen siendo niños. Es fácil que por la calle o en el tren interactúen contigo y en seguida, con cualquier cosa, muestren su más sincera sonrisa. Se puede decir que son felices y que, por lo visto, no necesitan mucho para serlo.
En la primera foto, un grupo de niños de entre 9 y 14 años, jugando y conversando todos juntos que tardaron 2 segundos entre que nos vieron y dijeron "hi, how are you?". Poco después estaban diciendo sus nombre y preguntando "what's your name?" entusiasmados de poder practicar inglés. Luego entramos en esta especie de "Kazajistán en miniatura", un museo al aire libre con maquetas que representaban todo el país y hecho por niños en la escuela. Ellos mismos eran los guías y parecían orgullosísimos de poder explicar todo aquello en inglés. A la salida jugamos todos en círculo a volei.
Y tuvo que ser en Kazajistán: Cadu y Ángel se encerraron en una bola de plástico como dos hámsters intentando luchar y sin mantenerse en pie más de 2 segundos... Uno de los momentos más divertidos del viaje.
En las otras fotos el circo de Astana, una playa artificial hecha a orillas del río Ishim para calmar el calor y una de las calles de la ciudad.
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