Abandonando la capital carioca empezamos nuestro descenso rumbo a los mares del Sur (como Pipilangstrum). Atrás quedó la ciudad rodeada por playa, las chicas con bikini minúsculo, el Pão de Açúcar, la bahía de Guanabara, el Cristo Redentor vigilante de cualquier punto de la ciudad y el verde de la vegetación por todas partes: desde la floresta da Tijuca hasta cualquier calle, plaza o parque. Ahora empieza el descenso bordeando siempre el litoral fluminense (del estado de Rio de Janeiro), por la Costa Verde. Esta vez con el lujo de una buena compañía, entre amigos sedientos de cultura, y en coche.
En el mapa la región sudeste de Brasil, una de las cinco del país, la más rica y poblada.
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