Si hay un pueblo de montaña pintoresco en Cataluña, unas casas colgantes a la catalana, es Castellfollit de la Roca. No sabemos cómo es Cuenca, pero aquí poco se sospecha que en la calle siguiente se acabe la tierra en un precipicio. Es, por eso, más emocionante caminar por ahí y llegar, de pronto, a la baranda-mirador.
La iglesia, recientemente reformada, es ahora un lugar cultural para exposiciones, conciertos y conferencias. Se puede subir de forma gratuita al campanario y disfrutar de las vistas. Por si eso fuera poco, los vecinos, que son los que se encargan de todo esto, te pueden resolver cualquier duda contándote amablemente lo que les preguntes.
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