

Aunque todavía era comercialmente período Halloween, entre calabazas y calaveras podían verse algunas bolitas de navidad que, adelantados, ya habían comenzado a colgar. Fue un día tranquilo y agradable en el que disfrutamos de las clásicas atracciones y de los espectáculos. Por cierto, el Furious Baco sigue resultando igual de fuerte que la primera vez. Uno tiene que recordarse a sí mismo durante su transcurso de que hay que respirar; si no, la emoción es tan fuerte que se olvida.... (y si no mirad las caras de Gloria y la mía, que hablan por sí solas en la foto 1963). Y qué divertido es hacer el payaso en las atracciones clásicas en las que ya sabes dónde está la cámara...juajuajua