Bucarest es una enorme ciudad que hace evocar lo imperioso de las construcciones comunistas. Sus avenidas son anchas como en pocas ciudades europeas, sus edificios imponentes y sus estatuas magnificentes.
En las fotos una gran pantalla urbana, dicen que la mayor de Europa, el metro, el precioso parque Herăstrău con nuestro amigo Tudor (del que hablaremos más adelante), el museo de historia natural, las vistas desde la ventana de nuestra anfitriona.
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