Arucas es un pueblo precioso situado al norte de la isla. Para llegar a él hay que cruzar en guagua (o coche) preciosos valles y colinas de vegetación exuberante con increíbles vistas al mar. La velocidad de los conductores de guagua y el vértigo que causa la altura del paisaje le hacen a uno mantenerse despierto y no perderse detalle. No hay duda de que son grandes conductores, pero algún sustito que otro no te lo quita nadie. En un punto de la colina empieza a sobresalir la torre de una hermosa catedral neogótica: la catedral de Arucas. En este pintoresco pueblo destaca también la fábrica de ron y la producción de caña de azúcar. Sin embargo, lo que más nos gustó fue la armonía arquitectónica que impera en la ciudad: una ciudad de estilo colonial decimonónico con calles empinadas y adoquinadas y una vegetación exótica para cualquier peninsular. Además, todavía quedaban huellas del carnaval...
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