Desde el mismo taxi que nos vino a recoger al aeropuerto el primer día, nos despedimos con un nudo en la garganta de nuestro hogar habanero y de nuestra "familia" cubana. Decirle adiós a Jorge y ver a este viejo, hijo de isleños como él dice orgulloso, con los ojos brillosos de lágrimas contenidas nos emocionó de verdad. El camino de regreso al aeropuerto, reconociendo los diferentes barrios, reconociendo a la gente anónima, el verde de la hierba y la llovizna fina en un bochorno abrumador nos produjo un sentimiento que pocos lugares nos causan, a pesar de viajar a menudo. Hasta siempre, pensamos... llevamos a Cuba en el corazón.
domingo, 6 de novembro de 2011
Assinar:
Postar comentários (Atom)
Nenhum comentário:
Postar um comentário