Desde que Hitler subió al poder, tuvo en mente reformar Berlín, que tan poco le gustaba, y convertirla en una capital digna para un nuevo imperio alemán: el imperio nazi. Siendo gran admirador del arte y la arquitectura de la antigüedad greco-romana y del neoclasicismo, se inspiró en edificios como el panteón, el coliseo o el Arco de Triunfo de Paris para diseñar junto a su arquitecto (Speer) una nueva ciudad de dimensiones colosales: se llamaría Germania. De todo lo que se empezó a edificar, o se planificó sólo queda en pie el Estadio Olímpico. El resto o bien no empezó a construirse nunca por falta de tiempo y cambios en los presupuestos al estallar la guerra, o se inició y se dejó a medias.
Éste es el estadio dónde Jesse Owens consiguió mucho más que unas medallas de oro...
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